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Comenzó el año 2015
Los Abuelos están participando en el Proyecto
Un Mundo de Juegos
Nos cuentan de sus juguetes preferidos ...
A Abuela Miriam le aburría jugar con muñecas...Y
entonces ..¿Con qué se entretenía???
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Los abuelos de religión católica, recordaron su
PRIMERA COMUNIÓN
Abu Silvia
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Comenzó el año 2015
Los Abuelos están participando en el Proyecto
Un Mundo de Juegos
Nos cuentan de sus juguetes preferidos ...
A Abuela Miriam le aburría jugar con muñecas...Y
entonces ..¿Con qué se entretenía???
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Los abuelos de religión católica, recordaron su
PRIMERA COMUNIÓN
Mi Primera
Comunión !!!
Se atropellan los recuerdos en mi cabeza y son…muchos : juegos,
juguetes ( aunque no tantos), música, cumpleaños, vacaciones, que me hacen
revivir bellos momentos; y doy gracias a
Dios haberlos vivido.
Hoy recordaré un momento de mi niñez que es imborrable y aunque pasen
los años quedará fijo en mi corazón como uno de los momentos más bellos y
emocionantes: La primera comunión.
Como en el verano mi familia se iba al campo y era época de preparar a
los niños para catecismo, yo fui tres años y no estaba
lista porque faltaba a las clases.
La tercera fue la vencida…!!!
Mi mamá me hizo hacer el traje,
blanco y puro.
En aquellos años eran pomposos, los zapatos nuevos como las medias,
blancos. Un velo para cubrir la cabeza, el librito, las estampitas para que
después me dieran “la limosna”.
¡Todo listo…!
En aquellos años se tomaba la primera comunión el 27 de enero, día del
patrono del pueblo “ San Juan Crisóstomo”.
A la mañana, temprano, el clima estaba agradable pero a la tarde, para
la procesión, nos derretíamos de calor…!!! Pero igual estábamos felices y
emocionados.
Por la mañana, después de la comunión y de la misa fuimos al patio de
la casa parroquial y nos sirvieron el tradicional chocolate con facturas…
Imagínense ¡ chocolate en enero!!! Pero nos pareció el manjar más
preciado.
Aún hoy después de tantos años me parece sentir el aroma del chocolate
y de las facturas y viajo en el tiempo hasta el día de
Mi Primera
Comunión !!!
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Recuperando culturas
populares
Las Fogatas de San
Juan , San Pedro y San Pablo
Es un ritual pagano que el cristianismo lo retoma y lo coloca
dentro de sus festividades. El fuego actúa, no como un símbolo de destrucción
sino de purificación
Las
fogatas de San Juan, San Pedro y San
Pablo
Cuando era chica, recuerdo que al llegar estas fechas entre
los del barrio preparábamos montañas de pastos secos, sobre todo el
cardo ruso, al cual se agregaba todo elemento en desuso que había en las casa.
A veces algunos pícaros aprovechaban el descuido de los integrantes del grupo y
nos quitaban el tan preciado pasto.
Para conseguirlo, los varones se iban a las afueras del
pueblo , lo ataban con sogas y así lo
arrastraban hasta el lugar del acontecimiento. Llegado el día y lograda la montaña, se colocaba un muñeco
hecho con trapos como un espantapájaros y se rociaba con kerosene prendiendo el fuego después. Mientras todo
ardía chicos y grandes cantaban y rodeaban la fogata. Es un afiesta religiosa y
pagana. Nosotros no sabíamos el sentido, lo hacíamos como una diversión, donde
se hermanaba el compañerismo, la solidaridad y la alegría,
Yo creía , hasta hace poco que los mártires habían muerto
quemados, de allí las fogatas, pero no, Pedro murió crucificado cabeza abajo y
Pablo decapitado.
Este recuerdo es para que las generaciones actuales
conozcan estos rituales donde la
camaradería existía entre los vecinos.
Abu Silvia
Otro recuerdo:
Nosotras si ese día estaba Papa si no íbamos con Mama, una soga cada
una, salíamos por la orilla de los alambrados a juntar muchos cardos, los más
grande, los atábamos y lo traíamos arrastrando hasta llegar cerca de casa y con
una horquilla los amontonábamos hasta
formar una parva alta, luego al anochecer lo prendíamos fuego, corriendo
alrededor cantando y riéndonos.
Era una creencia popular hacer una fogata
para alejar los malos espíritus, las enfermedades y algunas creencias más.
Yo tengo en mi memoria la última fogata que
hizo mi Mama.
Ya vivíamos en el pueblo,
mi hermana ya estaba casada, y no había cardos rusos para juntar, entonces ella para esa fecha
hizo un bollo grande de papel y algunas ramitas que puso en el medio del patio,
mi Papa la miraba y pregunto ¿Qué vas hacer? Lo prendió, me agarro de la mano y
caminando en forma de ronda cantaba Viva
San Pedro y San Pablo chiquito, viva, viva, viva, que manera de reírnos, esa
fue la última fogata de S. Pedro y S. Pablo que hicimos. Hermosos recuerdos de
la infancia que están en mi memoria.
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Cuéntame...cuéntame abuelita ,
¿con qué cocinaban en el campo???
La cocina a leña evidentemente ha marcado
un hito en la historia de los primeros pobladores de estas pampas, debido a que
la única forma de calefaccionar era "a leña" que estaba al alcance de
la mano en cualquier casa porque los terrenos eran amplios y siempre se
encontraba leña para el consumo.
Las primeras imágenes que guardo y atesoro
de mi infancia en el campo es precisamente la de la cocina a leña o cocina
económica como se la denominaba. Junto a
estas cocinas era el lugar de las tertulias de las familias o de las personas
que habitaban la casa, debido a que era la única fuente de calor en los crudos
inviernos, en la mañana los mayores se levantaban, encendían esta cocina,
tomaban mate junto al fuego y luego salían a realizar las distintas tareas,
luego nos llamaban a los chicos, que parecíamos gatitos, ya que en todas las
casas había gatos para mantener el control de los roedores y allí nos
juntábamos todos, nosotros en las sillas y ellos en las astillas que se
hallaban en un cajón debajo de la cocina.
No tardaban en llegar las ollas con la
leche recién ordeñada, una parte era para el consumo de la casa, de donde se
extraía la nata para la elaboración de la manteca, también se hacían postres y
dulce de leche, que nunca faltaban a la hora del desayuno y la merienda, y se
les daba a los perros y gatos y si había algún corderito u otro animalito que
se le había muerto la madre también se alimentaban a mamadera.
En
ollas de diez litros se entibiaba la leche que luego se le agregaba cuajo para
hacer quesos, esta leche cuajada era riquísima,
pero a nosotros nos mantenían a distancia, porque éramos muy golosos,
pero nos permitían comer los recortes que se sacaban de los quesos cuando se
los desmoldaba y se les quitaba el trapo que los envolvía, se les redondeaban
los bordes por una cuestión estética para luego ponerlos en salmuera y ya iban
a maduración en el sótano hasta su venta, estos sabores aun los extraño
La cocina era el corazón de la familia,
debido a que cuando llegaban del trabajo a media tarde a tomar mate o a la
noche su calor era tan tierno como el regazo materno.
Se cocinaba en sus hornallas o en el horno,
donde nuestra madre hacía unas fuentes inmensas de flan casero; y luego de
cenar se calentaban unos ladrillos que envueltos en papel de diarios viejos se
llevaban a la cama para atemperar el frío de las sábanas ya que en las
habitaciones no había calefacción y los braseros en casa no se usaban por el
monóxido de carbono que despedían, demás está decir que las ventanas eran muy
permisivas con el paso del aire, o sea que cuando afuera helaba, adentro se
tiritaba, pero una vez en la cama y bien tapado el frío no se sentía.
Cuando se celebraba algún acontecimiento
familiar nuestra madre hacía alguna pavita al horno, que son deliciosas o algún
costillar de cordero, que quedaban exquisitos, y esas reuniones eran una forma
de acercar a las personas diseminadas por esta inmensa vastedad denominada
pampa.
Debajo de la hornalla había un recipiente
donde caía la ceniza del fuego, ahí nuestra madre ponía papas dulces también
les llamábamos camotes y se cocinaban con el calor de dicha ceniza y brasitas
que siempre caían, ese era otro manjar; en realidad de esa época guardo los
mejores recuerdos, será porque de la puerta de la cocina para afuera era un
mundo de asombro, y nosotros vivíamos siempre al aire libre como los pajaritos, por eso no nos gustaban
los días de lluvia porque no nos dejaban salir y éramos como gatos encerrados,
nos poníamos insoportables.
A orillas de la cocina a leña oía las
historias que contaban amigos que venían a cenar, y en las tertulias se hablaba
de luces malas, o aparecidos, y esas historias nutrían nuestra fantasía; demás
está decir que no nos íbamos a dormir hasta que no se fueran las visitas,
porque nos daba miedo atravesar el comedor y las habitaciones oscuras, debido a
que el sol de noche se apagaba cuando
nos acostábamos y nos iluminábamos con candiles, pero a nosotros no nos dejaban
usarlos por el peligro que representaba esa botella llena de combustible con
una mecha encendida. Volviendo a las historias, al no haber televisión por las noches se escuchaba
por radio algún radioteatro, y grandes y chicos vibrábamos con las historias
que vivían los personajes, visto hoy a la distancia pareciera una tontería,
pero era el único contacto con el mundo, la radio.
Realmente no se decir si esa época fue
mejor que esta o no, sólo se que aprendimos a soñar y a vivir soñando, mirando
las nubes como viajaban en los charcos luego de una lluvia, y cuando nos
mojábamos, nos sermoneaban un poco, nos cambian la ropa y esa ropa mojada se
secaba en la cocina a leña, porque era ropa limpia, y el único lavarropas era
la vieja en la batea, y tampoco no había tanta ropa para cambiarse a cada rato.
Desde épocas inmemoriales el fuego fue el
convocante del hombre, y las cocinas a leña también lo fueron atesorando tantas
historias que se podría escribir un libro inmenso, ya que guardan toda clase de
secretos y de momentos.
Abu José Figueras
Abu Ester nos cuenta
Quien ha vivido al calor de las cocinas económicas a leña,
difícilmente las pueda olvidar. Estaban entronizadas como el altar de un
templo. Se las veneraba, quizás sin tener conciencia de ello. En el hogar,
cumplían un rol protagónico. Sus hornallas encendidas, eran una imagen
agradable a los ojos. Fueron necesarias e infaltables, tanto en las casas de
campo como en la ciudad.
Comenzaban a latir, al compás de las ramitas con las que se
encendía el fuego, leñitas finas, papelitos y demás restos volátiles que
ayudaban a eliminar los residuos de la casa. Al fuego se le iba agregando leña
más gruesa, hasta terminar con las astillas. Ahora sí el fuego era más potente
y duradero. Se debía contar con un leñero donde se guardaba la leña seca que
abastecía a la cocina. Para su buen funcionamiento, contaba con un tiraje, que
graduaba la salida de humo por la chimenea, que cada tanto se debía
deshollinar. Este humito delataba a la distancia "aquí estamos
cocinando". Se encendían a la mañana para hacer el mate, el café con leche
y después seguían con el almuerzo y se mantenían a fuego bajo, para después
continuar con la merienda y otra vez la cena. Contaba con dos hornallas,
formadas por unos aros móviles que se iban retirando, cuando se necesitaba el
fuego directo a las ollas. Disponía de un horno, que en su exterior tenía un
reloj, que medía la temperatura del mismo. Junto a las astillas, era habitual
poner a cocinar las batatas con cáscaras ¡todo un manjar¡ La parte superior a
veces funcionaba como plancha, para cocinar las chuletas. Después se las
limpiaba frotando con una piedra. La ceniza que producía el fuego, servía como
abrasivo para pulirlas. Era materia de orgullo, que luciera, resplandeciente. Su función era doble, daban cocción a los alimentos
y calefacción en invierno. Poniendo unos ladrillos sobre la plancha, estos
funcionaban como un elemento portátil para calentar la cama, en las noches muy
frías. Los modelos Nº 2 y 3, tenían un tanque, que a través de la canilla,
proveía agua caliente, muy útil para llenar las bolsitas de goma, lavar los
platos, etcétera.
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7 comentarios:
Hermosos recuerdos de la la infancia la mejor, ya que recuerdo a mi padre contandome cuentos inolvidables para mi lastima que en estos momentos las pocas fotos que quedaron para el recuerdo de mi niñez las tiene mi hermana
Delia querida,la mejor foto es la que queda en la retina y en el corazón ...¿Te animas a contarnos uno de esos bellos momentos con tu padre?
Ana, con mucha alegría primero, despues con emoción, aunque tenga algunos años menos que esos abuelos, recordé mucho de mi infancia, de mis padres,también de mis pocas salidas a los bailes y de ir en sulky a la escuela, sí que se sentían mucho más aquellos frios, tambien noto sus emociones al contar sus cosas, les mando mis saludos a todos ellos y un beso grande para voz Ana, Elvira
Que hermoso fue leer todo lo escrito por ustedes y a la vez también que leyeran mis relatos. Porque eso nos hace sentir mas compañeras/os mas amigas/os, al compartir recuerdos y con ellos un pedacito de nuestras vidas.
Noemí
leyendo lo que escibieron mis compañeros,recordando la infancia algunos,la adolescencia otros,me hizo muy feliz esta tarde darme cuenta,entre algún lagrimón y otra sonrisa ,que este pedacito nos hace a todos muy bien recordar lo vivido,con muchas coincidencias en tiempo e inocencia,conocimos la compu a los 60 de la mano de alguien muy especial,pero cuando nada habia ,creo que a todos nos sobró cariño.hermoso tiempo aquel y este que nos permite compartir vivencias .amanda
entre sonrisas y algún lagrimón me hizo muy bien compartir relatos y añoranzas de un hermoso pasado y mejor presente que nos permite disfrutarlo ,gracias
me gustan mucho los trabajos que han hecho felicitaciones.Abu MARTA
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